[…] con las paredes pintadas con adornos, lámparas en el techo de cristal, una alfombra roja en el suelo que abarca todo el camino y con unos extraños dibujos de dragón pintados cada siete u ocho metros señalando una dirección que decidís seguir ya que no existía otro camino por el cual ir. La habitación parece no terminar nunca cuando de repente dices:
“¡Mi reloj! ¡He perdido mi reloj!”
Se te ha caído por el camino. Apesadumbrado sigues caminando con el resto del grupo. Después de media hora de camino ves algo que no comprendes. ¡Delante de vosotros está el reloj! Eso no puede suceder, a no ser… ¡a no ser que hayáis caminado en círculos! Os la han jugado y habéis caído como tontos. Volvéis al principio, os apoyáis en la pared de la izquierda y, en efecto, no hay tal pared, es otro holograma sólo visible desde aquí y antes lo habéis atravesado sin daros cuenta volviendo al principio. Lo habéis descubierto pero os quedáis sin opciones de salir excepto volver al túnel de antes.
Volver al túnel, pasa a la 4
Pensar algo para salir de allí, pasa a la 38